Domingos Impares #9
En los aires

Mes de agosto. El atardecer del año. Se venía pasando rápido para mí, inusualmente y al contrario de lo que se dice siempre. Creí estar vivenciando un tiempo privilegiado, en el que los días no se hacían tediosos, las semanas pasaban a un ritmo aceptable, y en el que ni siquiera el viento característico de este mes parecía incidir.
Como es de costumbre, las reuniones de cada semana en el trabajo, ir a terapia, llamar al plomero, ir a la verdulería, hacer una salidita de viernes, sacar fotos, juntarse un domingo, la vida.
Día 14. Un frenazo suave y decidido. En mi escritorio, mi cuaderno comenzó a elevarse de la mesa, también la computadora, la lapicera tomo vuelo y lentamente llegó hasta el techo, mientras yo me encontré flotando en posición sentada, con las rodillas a la altura de mi pecho, el plexo abriendose al ritmo de mis brazos abiertos y codos flexionados. Como cuando me sumergía al fondo de la pileta del club, a 3 metros de profundidad, floté.
Todo se volvió deforme, estirado, derretido. Se escuchan la música de fondo y los sonidos de la calle, ahora abombados. La visión era borrosa y la imagen, barrida.
En este lento transcurrir, ¿qué va a pasar?, ¿qué es lo que seguirá? No puedo vislumbrarlo. Si me voy a caer, si chocaré contra algo, o si todo volverá a una normalidad como si nada hubiera pasado.
A la vez, algo me impulsa y me mueve. Yo no decido. Por lo tanto, estoy entregada a otra voluntad.
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Hasta el próximo Domingo Impar 🙂