Domingos Impares #59
La vuelta

Me toca un viaje de 8 horas en colectivo, donde me espera una ciudad nueva para mí, cariño y experiencias disipadoras. Voy tomando mates y alternando entre programa de radio, lectura, escritura, siesta, pensamiento.
Cuando me decido a tomar el cuaderno escribo “Haciendo equilibrio con la escritura a mano” y pensaba mi situación de observadora en la que estoy, viendo el mapa de mi vida. Dónde estuve, dónde estoy, por qué, y dónde puedo estar. Hace un año trazaba en el mapa Córdoba-Búzios.
Haciendo equilibrio.
En el televisor del colectivo pasan películas en mudo. En dos oportunidades muy distantes que miré por azar, los personajes se decían “Te amo”. Te amo”. Si es una señal, no puedo interpretarla, no la entiendo.
Una de las películas era Groundhog Day, lo cual me dio buena impresión en la elección de los choferes, generalmente no es así. Cuando pasamos por Rosario tardamos mucho, tal vez por ser viernes a la tarde. Largo ingreso a la ciudad, eterna espera en la terminal, recambio de pasajeros. Al salir por fin, el colectivo dio dos vueltas a la manzana, repitiendo las imágenes ante mis ojos: La terminal de lejos, el Hotel Class, un colectivo de línea totalmente amarillo pasando lo más cerca posible y tapando toda la visual. Acaso soy Bill Murray.
Déjà vu. O atrapada en el tiempo.
Ya en destino, hermosa ciudad, incluso de noche. El estímulo de lo nuevo, gran disipador de congojas.
Si llegaste hasta aquí, ¡Gracias!
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Hasta el próximo Domingo Impar 🙂