Domingos Impares #24
Luz viva
Mientras almorzaba, me encandiló un destello. Una gota espejando al sol directo a mis ojos. Hipnotizador. Me dispara pensamientos relacionados a la oda al brillo. La luz despampanante y en su máxima expresión.
“Brillar se aplica a las prendas eminentes del alma”, dice mi diccionario oráculo, herencia de mi bisabuelo.
¿Qué decís?
Hurgando mi placard, me reencuentro con los abrigos. Volvió el frío. Me pruebo el que menos suelo usar porque es de terciopelo y luce antiguo. Es grueso y pesado. Lo compré en una tienda de ropa usada que ya no existe. A veces me da cosa usarlo porque parece muy delicado y frágil, y en otras lo llevo como una armadura esplendorosa. Supongo que su significado y función se los pone mi autoestima.
En una de esas puestas, metí mis manos en los bolsillos y mis dedos sintieron un objeto pequeño y fresco. Cuando me lo muestro para ver qué era, sentí que alguien me hacía un regalo.
En otras oportunidades, encontré dinero, o vestigios de un pasado lindo, como una entrada al cine o un ticket con precios imposiblemente baratos.
Sin embargo, este diamante, como decidí denominarlo, fue un hallazgo que me provocó una sonrisa incrédula.
¿Cómo llegó hasta ahí?
¿Quién o puso?
¿Por qué me deslumbro con esto?
Un resplandor azaroso, sorpresivo, lúdico.
Si llegaste hasta aquí, ¡Gracias!
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Hasta el próximo Domingo Impar 🙂