Domingos Impares #50

El saludo diario

Hace algunos días que me dispongo a saludar a la montaña todos los días. Vivir en un lugar nuevo permite que ciertas cosas no se den por sentado. En mi caso, la montaña está absolutamente presente, cada día, cada mañana, cada atardecer, cada suspiro, en cada pregunta, en cada pedido. Será por algo que en algunas culturas ha sido una entidad divina.

Cargo mi cámara para este momento simple pero especial. En la caminata se escuchan mis pisadas en la calle de piedras, un ritmo que representa fielmente mis ganas por ese encuentro. Avanzo sobre mis pasos, pero la montaña pareciera afirmarse cada vez más a medida que me acerco, como si la tierra se elevara buscando envolverme.

Mi saludo es simple. Me encuentro con ella, miro y admiro el paisaje. La montaña parece siempre la misma. Pero luego escucho, huelo, cierro los ojos, respiro. Vuelvo a observar. Nunca es igual. Un pensamiento, un recuerdo, una corazonada.

Hace calor para ser esta época. Mientras me saco el pulóver, vuelvo sobre mis pasos hacia mi hogar. El saludo es ahora una confidencia. Acaso pueda experimentar una pequeña revelación.


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Hasta el próximo Domingo Impar 🙂

 

©2024 Florencia Quiroga. Fotógrafa. Todos los derechos reservados